FECHA:11 AGOSTO, 2012
Sin rival: campeón mundial de la impunidad
Martín Esparza Flores
Seguramente que cuando en 1951 al entonces director ejecutivo de la cervecera irlandesa Guinness Brewery, Sir Hugh Beaver, se le ocurrió poner a debate comparativo entre sus amigos de caza si el chorlito dorado era el ave más veloz de Europa y no el urogallo, recopilando tales hechos poco comunes y hasta entonces desconocidos, en un libro, nunca pensó que 61 años después su ingenioso invento de los récords Guinness serviría de tablita salvadora para la imagen de políticos corruptos y autoritarios como Felipe Calderón.
Cual si se tratara de un espectáculo circense más que la labor de un gobierno encargado de ejecutar políticas públicas, los estrategas de imagen y mercadotecnia de Calderón se la pasan muy orondos mostrando los dos títulos que el Guinness World Records ha entregado a su administración: el primero, por la construcción del puente atirantado más alto del mundo, el Puente Baluarte que une los estados de Sinaloa y Durango, y cuya altura es de 402 metros, 80 metros más alto que la Torre Eiffel.
Por supuesto que si de costos se tratara, obras como la ya citada y la Estela de Luz entrarían a los récords Guinness, pero como las construcciones más caras en su tipo: la vergonzosa Estela, que es un elefante blanco y un monumento a la corrupción, costó mil cien millones de pesos —el triple de su precio inicial—; y el Baluarte, 2 mil 180 millones, el cual aún sin concluir los amanuenses de Los Pinos se las arreglaron para que fuera extendido el reconocimiento.
El otro récord Guinness otorgado al gobierno de Calderón fue entregado el pasado 26 de julio porque a través del Programa Luz Sustentable entregó de manera gratuita —según la parte oficial— 23 millones de focos ahorradores a consumidores del país, lo que les permitirá, de acuerdo con Calderón, reducir 30 pesos mensuales de sus recibos. Aquí también el Guinness debería otorgarse, pero en contrasentido por ser un gobierno que a nivel mundial tiene el mayor número de quejas por altos cobros de electricidad. Más de seis millones de usuarios afectados. Y ése sí que es un récord mundial de atropellos.
En justicia, hay muchos récords Guinness que el gobierno de Felipe Calderón se ha ganado a pulso, por enumerar algunos: el récord por los 65 mil muertos a consecuencia de su fallida guerra contra el narcotráfico, cifra nunca vista en ningún país del mundo, ni siquiera en los peores días de la llamada colombianización; marca mundial que se hace extensible a los daños colaterales: 10 mil desaparecidos e igual número de huérfanos y viudas.
También Calderón se ha hecho acreedor al Guinness por el ser presidente líder en imponer marcas de desempleo fast track, como sucedió con el despido, de un día a otro, y sin aviso o notificación legal alguna, de 44 mil electricistas, y de los casi dos mil empleos directos perdidos en Mexicana de Aviación; en primerísima fila del Guinness, sin rival que le iguale, Calderón es el campeón mundial de la impunidad: ahí los están los casos de los niños quemados de la Guardería ABC y de los mineros muertos en Pasta de Conchos a los que se siguen sumando otros más como los de Sabinas, Coahuila.
Calderón es merecedor al récord Guinness de la corrupción y la opacidad.