Los poderosos de México y sus socios en el mundo, pretenden acabar con los avances sociales, políticos, culturales y económicos de nuestro país, logrados desde la lucha de Independencia y la revolución mexicana.
El gobierno de Calderón, apoyado por el PRI y por el PAN, pretende desmantelar el Estado mexicano y destruir las instituciones que aun quedan en pie, así como los derechos conquistados por las generaciones que nos antecedieron. Todo lo cual les permitirá vender al extranjero los recursos naturales (agua, petróleo, minerales), el territorio y la riqueza nacional.
Con esa mentalidad colonizada, se proponen diversas reformas promovidas por organismos internacionales (la laboral, la fiscal, de medios, de seguridad, la petrolera, etc.), pues les estorba la Constitución mexicana, les molesta la historia de lucha de nuestro pueblo y sus conquistas.
La clase política actual es apátrida y ha puesto a México a la venta, pretendiendo quedarse con las migajas. Como nación estamos llegando al límite, enfrentamos una desintegración y una descomposición sin precedentes. Mientras la televisión distrae a los mexicanos con escándalos y notas rojas, se oculta el saqueo en todo el territorio nacional. La situación es tal, que si queremos sobrevivir como país, debemos recuperar la soberanía nacional y la soberanía popular para llevar a cabo una transformación profunda desde abajo y entre todos. No hay de otra.