Rosalía Vergara Proceso
MÉXICO, D.F., 14 de agosto (Proceso).- En cuatro años que lleva al frente de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano Alarcón sólo ha acumulado yerros y demandas legales por su política antilaboral. Al ninguneo y la represión contra los mineros por parte de las autoridades federales se suman los agravios contra los electricistas, los pilotos y los sobrecargos. Una ficha ejecutiva elaborada por el PAN destaca la añeja amistad de Lozano con Felipe Calderón y sus dotes como pianista, pero también señala que en su currículum no se registra experiencia alguna en materia laboral. Pero ahí sigue…
En sus cuatro años al frente de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Javier Lozano Alarcón se ha destacado más por asumir su amistad con el presidente Felipe Calderón, iniciada hace varias décadas, que por su capacidad para dirimir los conflictos laborales.Conocido su talante antilaboral y de sumisión al jefe del Poder Ejecutivo, a quien incluso declaró lealtad en 2007, cuando decidió dejar su militancia en el PRI para afiliarse al PAN, Lozano ha tenido una gestión errática en esa dependencia federal.
Hoy, por ejemplo, se encuentra inmerso en varios escándalos por su actitud atrabiliaria frente a las demandas que le plantean los principales gremios, aseguran abogados laboralistas y dirigentes de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT).
En noviembre del año pasado, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, declaró que Lozano era un “porro (al que) su jefe lo mandó a decir lo que él no puede decir” (Proceso Jalisco 1725).
A los mineros, Lozano siempre los ha desdeñado: desde la tragedia en el socavón de Pasta de Conchos, Coahuila, en febrero de 2006, donde murieron 69 trabajadores, hasta la toma de la mina de Cananea, Sonora, en junio pasado, luego de una prolongada huelga.
Tras el decreto de extinción de la Compañía Luz y Fuerza del Centro (CLF) emitido en octubre de 2009, los electricistas también han padecido la política antilaboral del funcionario. El Sindicato Mexicano de Electricistas sigue negociando con el gobierno federal el futuro de sus agremiados, luego de un ayuno de varios de sus afiliados que duró cerca de tres meses.
Además, el conflicto de las sobrecargos, empantanado desde hace varios meses, amenaza con estallarle a Lozano, sobre todo ahora que la Compañía Mexicana de Aviación (CMA) anunció “ajustes menores” en los itinerarios de sus aeronaves debido a la crisis financiera y laboral por la que atraviesa.
Extracto del reportaje que se publica en la edición 1763 de la revista Proceso, ya en circulación.
http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/82375