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martes, 7 de septiembre de 2010

Yo no declaré ninguna guerra señor Calderón

Escribe: Claudio F. Orenday
América Multimedios Agencia de Noticias
www.elobservadordiario.com




Cuando se viven los momentos más álgidos de la guerra en contra del narcotráfico y de las bandas criminales que tienen asolado al país, el presidente Felipe Calderón Hinojosa envía de nueva cuenta, el mensaje que se ha venido repitiendo desde hace cuatro años, es decir, nos volvió a decir que la batalla contra la inseguridad es con todo, que no parará hasta que el último de los narcos esté tras las rejas o extraditado a los Estados Unidos. Miles de muertos después de que iniciara su cruzada en contra del narco –poder, si se han notado claros avances pero no en contra de las inacabables bandas de sicarios, hemos avanzado en la flagrante violación de las Garantías Individuales de los mexicanos que no debemos nada, se ha caminado en la abominable costumbre de catear residencias a las que ingresan sin mandamiento judicial y solo con el poder de las armas, soldados, o policías federales; definitivamente si hemos avanzado pero a la inversa. No es posible que en vez de que los delincuentes, organizados o no, se paseen libremente por el territorio nacional mientras que los ciudadanos que nada deben son cuestionados, cateados y en algunas ocasiones, hasta insultados o golpeados por militares en retenes o puntos de revisión que de nada han servido pues ni las balaceras, ejecuciones o el secuestro han disminuido es más, es inexplicable que a pesar de las revisiones en carreteras, aparezcan en La Rumorosa, en Tijuana o Ensenada, trailers cargados de droga. Nos pueden decir que así es esto, nos pueden contar que el poder del narco, corrompe y compra conciencias sin embargo, lo que no nos pueden decir es que esta guerra es de todos, definitivamente, yo no declaré ninguna guerra señor Calderón, nada más sufro, al igual que todos, las consecuencias de un Estado que se descompone pues no me puede garantizar mi seguridad y me mantiene como prisionero en donde supuestamente vivimos en libertad.

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