En estos dos años y dos meses desde el ilegal decreto de extinción de la empresa paraestatal Luz y Fuerza del Centro, no cabe duda de que el servicio se ha deteriorado además de haberse encarecido. Apenas hace unas horas, como a eso de las nueve de la noche, se fue la luz en mi domicilio en Ciudad Nezahualcóyotl, estado de México. Me apresté a subir a la azotea y me percaté de que era de gran magnitud el apagón, y por un momento pensé que se había ido la luz en toda la zona central del país. No exagero al decir que pudo haber sucedido así, ya que no solamente las mal llamadas mufas son las que explotan en el Centro Histórico de la Ciudad de México, ya que también en las subestaciones de potencia suceden lo que técnicamente se llaman disturbios o fallas, todo esto sin duda por falta de mantenimiento correcto en el equipo. Digo todo esto con conocimiento de causa, ya que un servidor, siendo sobrestante de trasformadores del Departamento de Mantenimiento Eléctrico de la extinta Luz y Fuerza, conoce los riesgos de no dar un mantenimiento y trabajo eficiente. Unas subestaciones están conectadas con otras, y si estas subestaciones están mal atendidas, las mismas eventualmente podrían salirse del sistema interconectado y así provocar más disturbios en el sistema, hasta llegar a un muy posible megapagón, que hasta el momento no ha sucedido todavía. Incluso si el día de mañana regresaran a trabajar mis compañeros del Sindicato Mexicano de Electricistas, el cohete bien podría explotarnos a nosotros, ya que el sistema está muy mal atendido, por el personal inexperto al servicio de la Comisión Federal de Electricidad: esto que quede bien claro. Por otra parte, exhorto como lo hice el año pasado por estas fechas en su prestigiado diario, a que sigamos construyendo la victoria, todos sin excepción de lo que hemos emprendido para regresar a trabajar; es como una maquinaria de fina relojería que estará lista en su momento, sólo para marcar la hora de la victoria. Tal como lo dije a principios de año, tenemos un plazo y no hay plazo que no se cumpla, y ese plazo es hasta vencer. ¡Viva la resistencia! ¡Viva el SME!
Martín Juárez Vique, electricista jubilado
Fuente : La Jornada