Víctor M. Toledo
Lo veo hablar y no lo creo. Su figura es perfecta. La sincronía entre manos, gestos, movimientos de cuello, mirada y expresiones faciales es igualmente perfecta. Nada desequilibra a las secuencias que aplica a los parlamentos. Su vestimenta es asimismo impecable y de moda, no debe olvidarse que la compra en The House of Bijan, que es la tienda de ropa más lujosa y cara del mundo. Y, por supuesto, el maquillaje, las cremas nocturnas, los tratamientos de primer mundo le logran mantener un cutis celestial, en plena combinación con el color del cabello.
Lo que ya no es tan perfecto es cuando a esta figura de príncipe azul, de muñequito de pastel, se le pone atención y uno trata de encontrarle algún sentido a su discurso.
Y después la medianía aparece cuando uno se atreve a leer los contenidos de su libro, que en teoría debió salir de su cabeza, o al menos de quienes fueron escogidos por él para escribirlo.
Pero quizás lo que más impresiona es la manera tan prematura en que esta estrella de la política ha comenzado a desmoronarse. Bastó la noche de su participación en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, que bien puede pasar como el día en que Enrique Peña Nieto perdió la Presidencia.
Bastó que un abnegado periodista cultural le preguntara algo fuera del protocolo, pero normal: ¿cuáles son los tres libros que le cambiaron la vida? Y el candidato a dirigir y modernizar un país de más de 100 millones de habitantes fue incapaz de responder con una mínima coherencia a esa sencilla pregunta. O más bien que respondiera como lo hizo. El precandidato trastabilló, se enredó, confundió, pidió desesperado ayuda al público, y terminó diciendo una mentira del tamaño de la Luna: “La verdad es que cuando leo libros, me pasa que luego no registro del todo el título, me centro más en la lectura…” Y, claro, ni siquiera pudo acordarse del autor del libro que dijo leer cada noche.
Colocar la Biblia como una de sus tres lecturas claves significa que invoca en automático sus resonancias católicas y clericales producto de su educación con el Opus Dei. Pero para gobernar un país laico, bronco y en plena crispación y en nombre de un partido revolucionario es muy improbable que las parábolas bíblicas le sean de utilidad. Para colmo, haberle endilgado a E. Krauze un libro cuyo autor es Carlos Fuentes lo envía de inmediato al equipo de Vicente Fox en su ignorancia supina y su falta de lectura.
Esta noticia, divulgada por escrito y en formato audiovisual, se extendió por todos los medios, traspasó las fronteras y llegó a las redes sociales en cuestión de minutos la noche del sábado 3 de diciembre. Durante todo el domingo 4 la imaginación mexicana y su indestructible sentido del humor trabajaron con tal intensidad que cuando este autor escribe esta nota hay ya miles, si no es que decenas de miles, disfrutando y festejando esas ocurrencias. Damos, pues, espacio a la inventiva mexicana, hoy representada por cientos de tuiteros y, de paso, hacemos un pequeño homenaje a la picardía política del mexicano.
Algunas preguntas a Enrique Peña Nieto y sus respuestas:
Pregunta: ¿Qué libros marcaron su vida? Respuesta: Los que me pusieron en la cabeza para que caminara derechito… (@MayTai99)
Pregunta: ¿Autor preferido? Respuesta: Juan Salvador Gaviota, mi suegro. Les recomiendo su obra… (@coronacopado)
Pregunta: ¿Qué libro marcó su vida? Respuesta: Il nome della rosa de Guadalupe… (@LeoAgusto)
Pregunta: ¿Le gusta la obra de Homero? Respuesta: No, la verdad prefiero a Bart…(@Neo_Bahamuth)
Pregunta: ¿Ha leído muchos libros? Respuesta: He escrito más (@Marce_Torres7)
Pregunta: ¿Qué opina de La naranja mecánica? Respuesta: No estoy de acuerdo con los transgénicos…(@edgarseis)
Pregunta: ¿Qué piensa de Las enseñanzas de don Juan? Respuesta: Prefiero las enseñanzas de don Carlos, o las de don Arturo… (@Mrterremoto)
Pregunta: ¿Ya leyó El evangelio según Jesucristo? Respuesta: No, la verdad no llegué a esa parte de la Biblia…(@MonicaMateosV)
Pregunta: ¿Qué le pareció El dinosaurio, de Augusto Monterroso? Respuesta: Apenas lo estoy empezando…(@raquetadetenis)
Igualmente se ha hecho una lista, que crece conforme pasan la horas, de los libros que forman parte de la Biblioteca Peña Nieto, en la que la obra más solicitada es sin duda La insoportable levedad del gel.
Fuente : La Jornada