Se niegan a la quiebra de la aerolínea; perderían liquidaciones por casi 4 décadas de servicio
Viven de préstamos y de sus ahorros, con la sensación de desgraciadez por lo que les están haciendo
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de diciembre de 2011, p. 8
Desde hace casi un año y medio, aproximadamente 2 mil 500 trabajadores de Mexicana de Aviación viven de préstamos, cubriendo deudas con sus ahorros y haciendo trabajos diversos para poder subsistir.
Plantados en campamento afuera de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, se las arreglan para sobreponerse colectivamente al coraje, la tristeza, la frustración y la incertidumbre de haber perdido de la noche a la mañana un trabajo con el que ellos creían contar por muchos años más.
En torno de un arbolito navideño de plástico, que se cimbra cada vez que pasa un trolebús, algunos de los trabajadores de Mexicana se toman tiempo para comer, leer o preparar el sonido para un acto informativo que tendrán en la tarde.
Entre ellos está Patricia Conde, quien durante 38 años laboró en la sección de venta de boletos. Su voz calmada contrasta con la historia de apuraciones económicas que la han agobiado desde octubre de 2010.
Para nosotros ha sido muy difícil la sobrevivencia. Es una situación tremenda que nos dijeran de un momento a otro que ya se paraba la empresa. Me sentí pésimo, porque aunque habíamos pasado situaciones complicadas, nunca se había pensado ni visto algo así, lamenta.
Si bien en su caso las angustias han sido menores por la ventaja de tener casa propia, pagar la carrera de gastronomía de su único hijo sigue siendo un reto diario. Con préstamos, gastando sus ahorros y con el apoyo de su pareja ha logrado ir tirando día a día, y se sigue negando a renunciar a Mexicana, porque eso implicaría perder su liquidación por más de 30 años de servicio.
Patricia sigue recordando con nostalgia la época en que laborar en Mexicana era garantía de recibir créditos de cualquier tipo, y hace un recuento de la forma en que muchos de ellos tuvieron que despertar bruscamente de ese confort, para dejar sus casas a medio pagar, vender sus autos o regresar a la casa de sus padres.
Cada rumor fallido de que están a punto de volver a volar es un golpe anímico del que cuesta trabajo recuperarse. Es una nueva ilusión alimentada por la necesidad, y otra vez va para atrás. Es cuando uno se siente muy impotente, pero mientras no digan la última palabra, seguimos teniendo esperanza. Va a ser una Navidad un poquito más dramática, pero el ánimo sigue.
José Rogelio Vega Rosales, con 39 años de trabajo en Mexicana, también en el área de venta de boletos, da su versión de lo que se siente ingresar de golpe en las filas de los 60 millones de mexicanos pobres, abandonar un buen nivel de vida y huir de los bancos que no se cansan de llamar para exigir los pagos de las tarjetas.
A él, la falta de actividad literalmente lo enfermó. Me dio neumonía, tres veces me desmayé, perdí el conocimiento. Es una cuestión emocional muy fuerte, y lo que pasamos nosotros no se lo deseamos a nadie, dice.
Señala que su su manual para superar quiebras de aerolíneas es: conseguir préstamos, hacer traducciones inglés-español, practicar la meditación, formar clubes de ajedrez, trabajar en un taller de carpintería, donde no se gana, pero al menos se hace un poco de ejercicio. Tengo muchas actividades, ¡lo que no tengo es dinero! Este señor Azcárraga se gastó el dinero o se lo robó, no sabemos, y te deja una sensación de impotencia y desgraciadez por lo que están haciendo. La gente ya está muy desesperada y a veces no sabes si es la realidad o una pesadilla, pero estamos optimistas de que Mexicana va a volar.
Fuente : La Jornada