A 36 mil pies de altura, eran las 14:15 horas, después de que una sobrecargo repartió cacahuates y vasos con refresco o jugo, un pasajero de nombre Rubén Núñez, quien dijo ser contratista de Pemex, se levantó de su asiento para invitar a los pasajeros a echarle una porra al candidato de las izquierdas.
Andrés Manuel, volteó hacia donde se daba la porra, agradeció el gesto y comenzó a hablar a petición de los pasajeros. Dijo que son días muy difíciles y que se deben entregar buenas cuentas a las nuevas generaciones, dijo en el avión que su movimiento va muy bien y que la gente ya no aguanta la situación "terrible" del País.
Posteriormente, la señora María Teresa, quien viajaba en el asiento 8, le deseó éxito en su "labor titánica" y le confesó que en 2006 ella había sido una de las que creía que era un peligro para México.
Luego del discurso de AMLO a 36 mil pies de altura, llegó a Reynosa a las 15:11 horas para sostener un encuentro masivo con ciudadanos de esta localidad.
