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martes, 22 de mayo de 2012

Desafío estudiantil frente al talante autoritario


Magdalena Gómez
La presencia de Enrique Peña Nieto, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República, en la Universidad Iberoamericana el pasado 11 de mayo es muy reveladora del talante autoritario de quien se ha construido como aparente creación de un medio masivo de información y en realidad, junto a esa envoltura mediática, se desnudó la continuidad de la matriz antidemocrática del partido que lo ha formado y a la cual, por supuesto, debe fidelidad absoluta.

No tiene desperdicio su confesión pública ese día ante los airados reclamos de los estudiantes en torno a la represión en Atenco al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra: Tomé la decisión de emplear el uso de la fuerza pública para restablecer el orden y la paz, y que en el tema (sic) lamentablemente hubo incidentes que fueron debidamente sancionados y que los responsables de los hechos fueron consignados ante el Poder Judicial. Pero reitero, reitero, fue una acción determinada personalmente, que asumo personalmente, para restablecer el orden y la paz en el legítimo derecho que tiene el Estado mexicano de hacer uso de la fuerza pública como además, debo decir, fue validado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (transcrito del audio por Jenaro Villamil, Proceso, 15/5/12). ¿Quién puede olvidar declaraciones similares de Gustavo Díaz Ordaz en 1968? ¿Cómo hacerlo cuando se pronuncian precisamente frente a estudiantes? ¿Las habrán escuchado o leído en la Suprema Corte de Justicia? Recordemos el proyecto elaborado por el ministro Gudiño, plagado de evidencias sobre las graves violaciones a los derechos humanos los días 3 y 4 de mayo de 2006 en Texcoco y San Salvador Atenco, estado de México, y no obstante los ministros Salvador Aguirre Anguiano, Sergio Valls, Margarita Luna, Fernando Franco, Olga Sánchez Cordero, Mariano Azuela, José Ramón Cossío y Ortiz Mayagoitia determinaron en febrero de 2009 que no había elementos para inculpar a ningún alto funcionario ni a los jefes policiacos (La Jornada, 13/2/09).

En todo caso, señalaron que hubo agentes que violaron la ley, que las responsabilidades son individuales y desvincularon la decisión de alto nivel que precedió al masivo operativo policiaco respecto de sus resultados ominosos. Y ello pese a consignar que “se realizan dos reuniones entre funcionarios del gobierno estatal y el federal. En la primera, con funcionarios del más alto nivel (Eduardo Medina Mora Icaza, Miguel Ángel Yunes, Enrique Peña Nieto) se toma la decisión de usar la fuerza pública para resolver el problema. En la segunda se establece la estrategia y plan para llevar a cabo un operativo policial” (pp. 75-77 del proyecto Gudiño). Pero no estamos ante una mera efeméride en lo que toca a la trayectoria errática de la SCJN; hay por supuesto un reconocimiento público de una responsabilidad individual que se mantiene impune, además de constituir un anuncio sobre la posición que se tiene ante los movimientos sociales. Ese es el PRI que pretende volver por sus fueros, sólo que ahora copeteado, como diría Vicente Fox. Los días posteriores, los estrategas de campaña de Peña Nieto han aplicado una estrategia de control de daños frente a las muy contradictorias declaraciones desde su partido y pretenden tapar el sol con un dedo, y mostrar a su candidato con una tolerancia que no se sustenta en los hechos, al repetir que respeta a los que están a favor y a los que están en contra.

Es útil, sin duda, colocar las evidencias sobre la continuidad del pensamiento del PRI y a la vez anotar que el 11 de mayo es una suerte de parteaguas que desató más activamente la participación de las y los jóvenes estudiantes tanto de universidades públicas como privadas, quienes están respondiendo a cada una de las descalificaciones que reciben: que si no fueron estudiantes de la Ibero, difunden sus credenciales; que si hay provocadores detrás de sus protestas, salen a la calle pacíficamente. Pero no nos confundamos, aún no está claro si en efecto la manifestación denominada anti-Peña Nieto es necesariamente en pro de otro candidato o candidata específico. ¿Cuál será su traducción electoral o incluso abstencionista o votonulista? Habrá que ver el impacto de la concentración de estudiantes realizada en la Plaza de las Tres Culturas en torno a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador. Un acierto sin duda la elección del lugar, pues también en la historia de los movimientos sociales hay continuidades y emblemas, como el que marcó a nuestra generación en Tlatelolco, 2 de octubre de 1968.

Por lo pronto, algo cierto es que ni el PRI ni el PAN se pueden presentar a ese sitio histórico ganado a pulso por los estudiantes que aún esperan justicia. Lo que resulta evidente es que amplios sectores de jóvenes se identifican con la consigna que aparece en letras rojas por el rumbo de Periférico Sur: Televisa no escogerá el Presidente.

Fuente : La Jornada