@Teotihuachango
dom 29 jul 2012
La inminente salida de Felipe Calderón de la escena política motiva mi reflexión sobre el tema. Lamento si en algún momento es herida la susceptibilidad de los panistas puritanos que siguen creyendo que la guerra contra el narco era una idea brillante. No lo fue y en todo caso, aparece la contradicción con el código religioso al que se vinculan los derechistas: “Quien a hierro mata, a hierro muere” (Mt. 26, 52).
Desde la llegada de Calderón a la escena pública hubo mucha inquietud, después de la decepción acarreada por Fox (el vaquero de las promesas…y nada más) quedaba la duda por la sede vacante en el PAN. Nadie quería ni podía aventarse al ruedo de una izquierda fortalecida y un PRI ansioso por volver (cabe preguntar, ¿cuándo no lo estuvieron?). Entonces un muchacho sonriente, con nariz chata y calva prominente decide aceptar el reto. Desafortunada llegada con sus ínfulas de triunfador y el eterno síntoma de los panistas: responder como se te venga en gana (herencia retórica del padre en la fe, Diego Fernández de Cevallos). Con el dichoso “haiga sido como haiga sido” marcó una época de indiferencia ante la opinión pública.
En medio de una elección muy (MUY) cuestionada y una atropellada toma de posesión, en unos días organizó la destrucción de todas nuestras libertades al abrir la caja de pandora mexicana: el Ejército. Una guerra que ha dejado muchísimos daños y un dolor imposible de sanar, aunado a un clima de temor, sin posibilidad de expresarnos. Según la leyenda, lo último en salir de la caja fue la esperanza y esa venía, para Calderón, en 2012. Primero su hijo predilecto muere en un accidente aéreo, después su “gallo” de los 6 mil pesos es carcomido por el implacable box populi y al final, Josefina (la hija incómoda de todos los panistas) queda en un ridículo tercer lugar en la contienda electoral.
¿Pobre Calderón? No, pobre México. Gobernado por un sujeto que carecía de toda sensibilidad política. Que aplaudía las manifestaciones contra Peña cuando sabe que ya hay varios organismos que lo quieren llevar a la Interamericana de Derechos Humanos o a La Haya, lo que venga primero. Que usa el uniforme militar y le queda grande (comidilla para los moneros y mensaje para las fuerzas armadas en tanto incompetencia para controlarlos).
Calderón debe irse tranquilo. La historia va a recordarlo como al Presidente (si es que ganó) más sanguinario y mentalmente obtuso de nuestra Patria (y válgame que tiene dura competencia con Fox por lo bruto y Díaz Ordaz por lo salvaje). Debe irse tranquilo con el odio de todos los mexicanos encima.