Por más que en los últimos días Felipe Calderón se ha esforzado en demostrar que en su administración destaca su obra de infraestructura, para muchos mexicanos, el paso del michoacano por la residencia oficial de Los Pinos será recordado como el sexenio de la corrupción y la violencia.
Estamos a unos días de que concluyan doce años de panismo, de panistas, como Vicente Fox y Felipe Calderón, que hicieron creer a muchos mexicanos que habría un cambio importante en las formas de gobernar, pero oh decepción, todo sigue igual.
En sus últimos días como encargado del poder ejecutivo Calderón se ha hecho el gracioso, ha cantado y, sobre todo, ha querido revertir lo negativo de su administración, la corrupción y la violencia.
Juan José Rodríguez Prats, un panista, ex –diputado, ex –senador y ex –integrante de la dirigencia panista dice que si por algo vamos a recordar al sexenio calderonista, es por la gran corrupción, justo lo que desde Manuel Gómez Morín, los blanquiazules sostenían que era uno de los grandes males de México y que combatieron en todas las tribunas.
Corrupción, pero también otra forma de lo mismo, como lo es la ineficiencia, que se tradujo en violencia al tratar de enfrentar al crimen organizado sin una estrategia clara, sólo sacando al ejército de los cuarteles a tirar balazos sin tono no son.
En un mes, Felipe Calderón ha querido presentar una imagen de su gobierno que en la realidad, los mexicanos no vemos por ningún lado. Definitivamente el juicio de la historia no estará de su lado.
