Más caída en el nivel de vida
Martín Esparza Flores
Al cumplirse los plazos anuncia para que
millones de mexicanos causen alta en el nuevo sistema de recaudación
contemplado en la reforma fiscal, la guillotina del Sistema de
Adminstración Tributaria pende amenazante sobre sus cuellos, a causa de
que la depredadora e intimidatoria medida no contempló el mínimo sentido
social hacia sectores que como los campesinos, ahora en forma por
demás increíble, deberán emitir “facturas electrónicas” para vender sus
magras cosechas.
Como lo denunciaron expertos en materia
fiscal, la actual administración ya busca compensar la merma que tendrá
la renta petrolera de Pemex con la puesta en marcha de la reforma
energética, cuyas ganancias que antes ingresaban netas a las arcas
nacionales ahora irán a parar a los bolsillos de los inversionistas
nacionales y extranjeros.
La política fiscal lejos de ir realmente
tras los grandes evasores fiscales buscará que sean las clases medias y
los trabajadores asalariados, los llamados contribuyentes cautivos,
quienes paguen nuevamente los platos rotos de poner en charola de plata
la renta petrolera a las firmas extranjeras que ya hacen cuentas
alegres.
La naturaleza depredadora y persecutoria
de la reforma fiscal utilizará además la información que los bancos
tienen de sus clientes para poderlos auditar sin su consentimiento, de
tal suerte que al realizar una simple operación con una tarjeta de
crédito los cuentahabientes estarán expuestos a multas y sanciones si
sus gastos no corresponden a sus ingresos.
De hecho, los cambios fiscales
establecen multas de hasta 9 mil pesos mensuales a aquellos pequeños
contribuyentes que no informen sobre sus ingresos y egresos mensuales, o
la más mínima variación en los mismos.
Para los trabajadores que a través del
otorgamiento de vales y otras prestaciones obtenían beneficios
adicionales a sus salarios, los cambios en materia fiscal les
inflingirán una reducción en los mismos al imponer a los patrones una
reducción en las deducciones de estas prestaciones, muchos dueños de
empresas optaron por anularlas o transferir los costos a su propio
personal. Por si esto no bastara, a miles de obreros y empleados les
será gravado el pago de sus horas extras.
Veremos hasta dónde los millones de
confundidos contribuyentes soportan tal persecución fiscal, surgida como
uno de los tantos daños colaterales que la reforma energética
ocasionará al disminuido nivel de vida de los mexicanos.