Tras 100 años de su existencia histórica
Martín Esparza Flores
Con la presencia del subsecretario de
Gobernación, Luis Enrique Miranda Nava, y del secretario del Trabajo,
Alfonso Navarrete Prida, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME)
expuso en Bucareli la información detallada que sustentó, en la mesa de
reinserción laboral, su propuesta para terminar con el conflicto laboral
y social provocado hace cuatro años y medio por el autonombrado presidente del empleo y de las manos limpias, el panista Felipe Calderón Hinojosa.
Es el momento, sin duda, de que al más
alto nivel los funcionarios escuchen y analicen a detalle lo que el
sindicato, decano en el país, que en diciembre de este año cumplirá cien
años de gloriosa existencia, les plantea para devolver su empleo a los
más de 16 mil electricistas que se han mantenido en la resistencia por
una imposición que lejos de haber beneficiado la economía del centro del
país y a sus seis millones usuarios de la energía eléctrica, ha traído
más perjuicios que beneficios.
La propuesta del SME es viable desde el
punto de vista técnico, operativo, financiero y económico pues busca
utilizar la mano de obra calificada en el sector eléctrico de quienes
desde hace un siglo, y de generación en generación, hicieron posible que
millones de mexicanos, no sólo en sus hogares sino también en sus
comercios e industrias, contaran con electricidad, de forma oportuna y
eficiente.
Además, establece el rescate y
rehabilitación de instalaciones que pueden considerarse como patrimonio
industrial del país, y de la humanidad, como lo es la hidroeléctrica de
Necaxa, que ha sufrido un criminal deterioro por el irresponsable manejo
de la CFE y sus contratistas ladrones, que la han saqueado, dejando
caer sus niveles de generación a un vergonzoso 30 por ciento de su
capacidad. Abandono que demuestra de manera contundente la ineficiencia y
mediocre operación de la indebidamente llamada Empresa de Clase
Mundial.
Como se les explicó a detalle a los
altos funcionarios, el SME cuenta con la experiencia y el personal
capacitado para restablecer no únicamente la histórica hidroeléctrica
que en 1905 permitió, por primera vez, la iluminación del Palacio
Nacional y de los edificios públicos en la ciudad de México, sino de
otros centros como Lerma, Fernández Leal, Lechería y Juandho, por citar
algunos, que con su resurgimiento concretarían no sólo la reinserción
laboral de trabajadores altamente capacitados sino también ayudarían a
reducir sensiblemente el costo del kilowatt-hora, en beneficio de los
millones de usuarios de la zona centro.
No puede borrarse con la firma de un
decreto espurio como el del Felipe Calderón el papel que protagonizó el
SME en la construcción de la infraestructura eléctrica del país y en las
luchas obreras del siglo pasado, como tampoco su compromiso por apoyar
al gobierno mexicano luego de la nacionalización de la industria
eléctrica, en septiembre de 1960. Su historia está ligada a la historia
misma de la nación.