Disputa por la banda 2.5
* Presenta correos electrónicos y chats certificados por un notario público
* Reitera que Presidencia exigió que Aristegui se disculpara con Calderón
Periódico La Jornada
Jueves 23 de agosto de 2012, p. 2
El presidente del consejo de administración de Multivisión (MVS), Joaquín Vargas Guajardo, presentó documentos con el fin de probar la manera en que el gobierno federal lo presionó para que la periodista Carmen Aristegui se disculpara de manera pública con el presidente Felipe Calderón por haber difundido información sobre sus presuntos problemas de alcoholismo. También señaló la forma en que el Ejecutivo condicionó esa respuesta de la comunicadora a permitir que la empresa conservara el espectro que tiene en la banda de 2.5 gigahercios.
El conflicto se disparó en cuestión de horas. Vargas dijo que tras la exigencia de que la conductora se disculpara se llegó a que la propia vocera de la Presidencia, Alejandra Sota, redactara el texto que Aristegui debía leer, con el argumento de que había recibido un sinnúmero de críticas y cuestionamientos en las redes sociales y personalmente a través de distintas vías.
Según ese texto, Aristegui debía aceptar que violentó el código de ética de la empresa al dar por válida una presunción verdaderamente grave sobre la integridad física y de comportamiento de una persona y especialmente del Presidente.
Las pruebas presentadas por Vargas fueron correos electrónicos y chats vía Blackberry, que uno a uno fueron certificados por el notario público 22, Luis Felipe Morales Viesca, a través de los cuales el empresario documentó dos semanas de conflicto y la intervención del gobierno federal.
Vargas relató cómo el conflicto fue a más cuando Aristegui ofreció una conferencia, y mientras ella hablaba Sota lo presionaba para que la periodista presentara la disculpa y deslindara al gobierno del caso.
El empresario relató que días después optó por recontratar a Aristegui y no aceptar la exigencia de exonerar al Presidente del conflicto. Al mismo tiempo, ofreció presentar en los espacios de MVS una entrevista con el Presidente, a lo que ya no tuvo respuesta.
El empresario señaló que las presiones en contra de MVS se iniciaron en 2008, cuando lanzó al mercado Dish, que representó una competencia para las empresas de televisión de paga de Televisa, pero a pesar de eso seguían las negociaciones para que el gobierno le aprobara su proyecto de 2.5 de banda ancha para todo.
Sin embargo, el 4 de febrero de 2011, cuando Aristegui aludió al presunto alcoholismo de Calderón –al comentar una manta que un día antes había mostrado el diputado Gerardo Fernández Noroña–, sentí coraje porque Carmen trasladaba al Presidente la carga de la prueba, afirmó Vargas.
Añadió que poco después recibió una llamada de Sota, por demás airada, que exigía una disculpa de la periodista, y que dadas las negociaciones de MVS, era indispensable.
Después de Sota se comunicó el entonces secretario del Trabajo, Javier Lozano, quien le sugirió una rápida y contundente respuesta y salida, y agregó: no puede ser esta pinche fobia de Carmen.
Vargas dijo que aceptó disculparse, y luego se dirigió a una cita con el recién nombrado titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Dionisio Pérez Jácome, quien le informó que la reunión estaba cancelada porque tenía instrucciones de la Presidencia de no tratar ningún asunto de MVS y la banda de 2.5 hasta que Aristegui se disculpara con el Presidente.
Al abandonar las instalaciones de la SCT, expresó, nadie podría creer lo que estaba sucediendo. En toda mi experiencia profesional, jamás, nadie en el gobierno había cometido un exceso como ése; ahora sí, les dije, nos están echando encima la fuerza del Estado.
Sostuvo que las siguientes horas y el fin de semana completo fue de negociaciones con Aristegui y la Presidencia.
La periodista aceptó disculparse, pero con un mensaje redactado por ella misma, en el cual no se retractaría.
Sota citó a Vargas en su oficina el sábado 5 de febrero y le entregó el texto de lo que ella consideraba lo mínimo que debía decir Aristegui, con anotaciones de puño y letra de la funcionaria, lo que certificó un notario.
La comunicadora debía decir que investigó con cercanos al Presidente, por conducto de la reportera que cubre la fuente para MVS, y no encontró indicios de que Calderón hubiera faltado a uno de los mil 700 eventos de su gobierno por algún problema de salud, y debía afirmar que es un hombre sano, que practica deporte, natación, ciclismo y corre entre tres y cinco kilómetros diarios.
Al conocer el texto, supe de inmediato que Aristegui no lo aceptaría, expresó Vargas.
A ése le siguió otro texto, también negociado con Sota, que rechazó la conductora, quien elaboró uno que fue sometido a consideración de la vocera y que Vargas había rechazado de antemano, el cual no fue dado a conocer por el empresario.
Presionado, Vargas optó por el despido, consciente de que violentaba su contrato, que incluye una cláusula en la que se establece que ante cualquier diferencia con el manejo de la información y el código de ética de la empresa intervendría un mediador, que en este caso sería el diputado Javier Corral.
La salida de Aristegui no mitigó el conflicto. Al contrario, las expresiones en las redes sociales preocuparon a Sota, quien siempre estuvo atenta a la opinión pública. La reacción de la vocera fue más violenta cuando la periodista ofreció una conferencia de prensa.
Los mensajes vía chat a Vargas iniciaron diciendo que tenía que salir a fijar postura, y conforme avanzaba el discurso de la periodista la vocera subió el tono y dijo: “Joaquín, es muy importante tu salida pública porque a nosotros nos pone contra la pared”.
Señaló que entonces se construyó una historia de censura, represión y humillación de ustedes ante nosotros.
Junto a esa exigencia, Sota mostró el lado amable del gobierno al informarle a Vargas que ya tenía cita con el secretario de Comunicaciones.
Para entonces Dionisio Pérez Jácome no recibía al empresario, y Mony de Swaan, titular de la Cofetel, le cancelaba citas. Y, en otro movimiento, la Presidencia emitió un comunicado de prensa en el que se deslindaba de todo.
Con ese panorama, Vargas convocó a junta de consejo, que decidió recontratar a Aristegui, por lo que empezó el nerviosismo en Los Pinos y los ejecutivos de MVS fueron convocados a una reunión con el titular de la Oficina de la Presidencia, Gerardo Ruiz Mateos, y Sota, con quienes hicieron un recuento de lo sucedido.
Vargas explicó que el ex secretario del Trabajo siempre estuvo presente vía chat, porque eran amigos y él había solicitado su asesoría como experto en telecomunicaciones.
Señaló que se reunieron en casa de un amigo común a petición de Lozano. Sobre ese encuentro, ofreció un chat como prueba.
Afirmó que en ese encuentro Lozano le advirtió de las consecuencias fatales que traería recontratar a Aristegui y que aseguró que si lo hacía al proyecto de banda ancha se lo lleva la chingada.
Vargas dijo que siempre estuvo en contacto con Alejandra Sota y le informó que el lunes siguiente reaparecería Aristegui y que por decisión del consejo de administración no se tocaría más el tema del alcoholismo y la disculpa. La vocera insistió, pero el empresario reviró al ofrecerle un espacio para una entrevista con el Presidente.
El sábado previo a la reaparición de Aristegui, Sota pidió a Vargas que MVS hiciera una manifestación pública que exonerara al presidente Calderón de todo lo ocurrido en las dos semanas previas, lo cual ya no ocurrió, y desde entonces se rompió la comunicación con ella y nunca le concedieron una audiencia con el Presidente, como había pedido el empresario.
Con todos esos testimonios presentados ayer, Vargas presentó su versión de la forma en qye el gobierno presionó para que Aristegui se disculpara y cómo condicionó el refrendo y conservación de concesiones.
El empresario reclamó al gobierno: déjennos trabajar, y evidenció que es falsa la afirmación oficial de que “la política y la práctica diaria de la comunicación social de este gobierno no se mezclan ni se confunden con la política pública en materia de telecomunicaciones. Mi exposición dejará al descubierto los alcances de sus acciones y la injerencia de sus presiones en este asunto. Dejando en claro que sí mezclaron lo uno con lo otro. ‘Si te callas te doy; si no obedeces te quito’”.
La Jornada