A menos de que ocurriera algún inesperado cambio de último minuto, la cumbre de este jueves en Washington entre Barack Obama y Felipe Calderón será más de lo mismo. De nueva cuenta seremos testigos de un desigual trueque de huecos elogios del estadunidense para su homólogo mexicano a cambio de un servilismo total de éste último a los mandatos del gobierno del norte.
Los recientes cables de Wikileaks, entregados directamente a La Jornada por Julian Assange, revelan que el origen de este estancamiento en la agenda bilateral es un pacto secreto entre Calderón y el gobierno de los Estados Unidos. A cambio de que Calderón abdicara de su responsabilidad de defender los connacionales del otro lado de la frontera, EU se comprometía a apoyar de manera personal al presidente mexicano en su cruzada contra las instituciones democráticas y las fuerzas políticas de oposición en el país.
Los cables revelan que incluso desde el 10 de enero de 2006, un día antes de que Calderón registrara su candidatura presidencial, el panista se reunió con el entonces embajador estadunidense Tony Garza para rendirle pleitesía. Calderón demostró una vez más que comparte nuestro punto de vista sobre todos los asuntos desde la migración hasta política de competencia y la seguridad fronteriza, informó un Garza sumamente complacido en un cable confidencial (06MEXICO255), donde también señala que el candidato presidencial prometió proveer continuidad en todas las iniciativas claves de EU en proceso en México.
En aquellas fechas, el Senado de Estados Unidos discutía la agresiva ley Sensenbrenner, aprobada a finales de 2005 por la Cámara de Representantes, que ordenaba la construcción de un amplio muro fronterizo y criminalizaba al extremo a los indocumentados. Asimismo, apenas diez días antes del encuentro Calderón-Garza un migrante mexicano de 18 años había sido ultimado de un disparo en la espalda por un agente de la Border Patrol. A Garza le dio un gusto enorme confirmar que en lugar de insistir en estos temas incómodos y defender enérgicamente los intereses de México, Calderón buscaba replantear el debate en términos constructivos, lo cual implicaba asumir que México, y no EU, era el principal responsable de la problemática migratoria por no haber creado las oportunidades necesarias para mantener a sus ciudadanos en su país de origen.
Siete meses después, en una reunión el 2 de agosto, en el contexto de la movilización poselectoral, Calderón ratificó su abdicación en el tema migratorio, con tal de acarrear el apoyo estadunidense en ese momento delicado, al enfatizar que no quería que la relación con EU se atorara en un debate monotemático sobre la migración (cable 06MEXICO4310). Ya como presidente electo, y en el contexto de una cena privada entre Garza y Calderón en el domicilio particular del mexicano celebrado el 27 de septiembre, Calderón le juró de nuevo al embajador que cumpliría con su compromiso de no convertirlo (el tema de la frontera y la migración) en un asunto central de la relación bilateral (cable 06MEXICO5607).
En otras palabras, desde antes de asumir el cargo, Calderón abdicó de su obligación de defender a los mexicanos que buscan cruzar y que ya residen en Estados Unidos. Por ello, no es ninguna sorpresa que en los pasados cuatro años la situación para los connacionales que residen del otro lado de la frontera solamente haya empeorado, con múltiples asesinatos en la frontera, un sensible aumento en las deportaciones y cada día mayor maltrato para los migrantes.
A cambio de este claro entreguismo, el gobierno de EU ha arropado la figura de Calderón con particular emoción. Una de las primeras demostraciones públicas de este apoyo fue la lamentable e injerencista llamada del presidente George W. Bush a Calderón para felicitarlo el 6 de julio de 2006 al terminar el conteo distrital del Instituto Federal Electoral (IFE). Recordemos que, a pesar de las declaraciones ilegales en aquel momento realizadas por Luis Carlos Ugalde, es el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TE-PJF), y no el IFE, el único órgano facultado para declarar el ganador de la elección presidencial.
En aquel momento todavía quedaban dos largos meses para revisar y calificar la elección. Pero a Bush le importaba más validar lo más pronto posible los compromisos adquiridos con Calderón que respetar la institucionalidad democrática del país. En un cable del primero de septiembre y firmado por Garza, el embajador destaca esta llamada de manera especial como un muy bien inicio para la nueva relación bilateral (Cable 06MEXICO4937).
En este mismo cable, tal como ya lo ha informado Blanche Petrich en La Jornada, Garza señala la extrema debilidad política de Calderón e indica que los asuntos de mayor importancia de EU estarían en riesgo de estancamiento a menos que mandemos una señal fuerte de apoyo, para empujar el equipo de Calderón hacia una transición vigorosa y fortalecer la agenda y el liderazgo del presidente electo. Un detalle adicional: de manera sospechosa, este cable, redactado cuatro días antes de la calificación del TEPJF de las elecciones presidenciales, da por hecho que Calderón será ratificado por el Tribunal y asumirá el poder el primero de diciembre.
Los cables de La Jornada también revelan el profundo desprecio que el gobierno estadunidense siente hacia la izquierda política en México al llamar el acto político de protesta del Partido de la Revolución Democrática (PRD), durante el sexto informe de gobierno de Vicente Fox, un circo de antagonismos en tres pistas. También critica las gesticulaciones dramáticas de Andrés Manuel López Obrador en el escenario político nacional.
Con la divulgación de estos nuevos cables, incluyendo miles que todavía faltan por darse a conocer, La Jornada se coloca como uno de los periódicos de mayor reconocimiento a escala internacional. Asimismo, el contenido de las comunicaciones reconfirma la profundidad de la complicidad del gobierno de Estados Unidos en el actual desastre nacional. Nos demuestra que si México desea avanzar y cambiar de rumbo no será suficiente con cambiar el ocupante de Los Pinos, sino que también habría que modificar de manera radical nuestras relaciones con el vecino del norte. De lo contrario, tal como ha afirmado Pedro Miguel en estas mismas páginas, EU seguirá funcionando como un poder fáctico aún más poderoso que Televisa o que El Chapo Guzmán.
http://www.jornada.unam.mx/2011/02/28/index.php?section=politica&article=013a1pol