.
sábado, 2 de junio de 2012
Violencia contra el magisterio
Pedro Ramírez Vázquez *
La educación ha sido en la presente campaña un tema recurrente. Hablan y hablan, critican, proponen y, sobre todo, ofrecen y prometen. Pero a los únicos que no se nos toma en cuenta es a los maestros. A los trabajadores de la educación, que día tras día estamos frente a los niños y jóvenes a lo largo y ancho del territorio nacional, no se nos consulta.
En nuestro país, con enormes desigualdades sociales, la violencia es el pan nuestro. Hay violencia cuando se maltrata a un niño o a un joven, cuando se le discrimina. Pero también cuando se deja a niños sin escuela o cuando desertan por falta de recursos económicos. Existe cuando se rechaza a los jóvenes del nivel medio superior o profesional. Al permitir que existan casi 8 millones de jóvenes que no estudian ni trabajan.
¿No hay violencia al recibir a los niños sin desayunar? ¿No hay violencia institucional cuando se destinan enormes partidas presupuestales para comunicación social de los gobiernos? ¿Para altos, altísimos salarios de los funcionarios de la SEP? ¿Cuando se canalizan enormes cantidades de dinero para los partidos políticos, para las campañas? ¿Cuando se prioriza esto antes que el fortalecimiento de la escuela pública?
¿Es justo que los líderes sindicales gocen de una vida de reyes mientras los salarios de los maestros de base son vergonzosos? ¿Es justo que la presidenta del SNTE cuente con propiedades que un docente ni trabajando 100 años podría adquirir? ¿Es justo que el bolso de mano de la señora presidenta del SNTE cueste más que el equivalente al salario mensual de un profesor?
¿Es justo que la líder vitalicia del sindicato pueda atenderse en hospitales de superlujo fuera del país mientras los trabajadores de la educación difícilmente contamos con médicos generales y escasas medicinas?
¿No es violencia que el gobierno y los líderes sindicales mantengan como rehenes la enseñnza y a los alumnos priorizando intereses electorales?
Los profesores estamos por evaluar el sistema educativo, pero en todos sus niveles. Debe evaluarse desde la infraestructura física y el lamentable estado en que se encuentra, hasta los contenidos. Pero siempre poniendo en el centro a los alumnos, siempre pensando en un proyecto de país en el que la paz con justicia y dignidad se pasee por todos los rincones.
Somos los más interesados en elevar la calidad de la enseñanza. Pero esto implica ya mejorar las condiciones materiales en que se encuentran los centros escolares, aumentar el nivel socioeconómico de la mayoría de la población, para que les permita realmente a los niños y jóvenes educarse.
¿Alguien en su sano juicio cree que nos opondríamos a que en las escuelas se brindaran alimentos sanos y nutritivos a los alumnos? ¿Alguien podría acusarnos de que nos oponemos a convertir las escuelas en centros de esparcimiento, el deporte y la cultura? Esto es lo que para nosotros, entre otras cosas, significa elevar la calidad de la educación.
Estamos por una evaluación integral del sistema educativo nacional y no sólo la aplicación de pruebas estandarizadas que cercenan y desaparecen la riqueza de manifestaciones que existen en el proceso enseñanza-aprendizaje. No sólo pruebas memorísticas que buscan más cumplir con indicaciones de organismos internacionales que evaluar realmente los saberes de alumnos y profesores.
Los trabajadores de la educación hemos sido víctimas de incalculables agravios. Cientos reprimidos por disentir. Maestros asesinados, desaparecidos y cesados por oponerse a las camarillas que han controlado el SNTE. Profesores de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán asesinados por su participación sindical. Por el delito de disentir, si es que a eso se le puede llamar ilícito. Aún está abierto, sin que la justicia llegue, el asesinato del maestro Misael Núñez Acosta, en el cual se implica directamente a Elba Esther Gordillo.
La enseñanza, sobre todo la básica, es donde estamos llamados a construir la paz que tanto requiere nuestro país. Inculcar en niños y jóvenes solidaridad, respeto, responsabilidad, trabajo y honestidad, valores todos que nos permitan formar la ética y la moral que necesitamos como nación, combatiendo la corrupción en todos los niveles y poniendo por delante el desarrollo integral y armónico de niños y jóvenes. En la escuela debemos dotar de cultura y sentimiento de Patria que enorgullezca a cualquier mexicano.
Usted, señor Quadri, el partido que lo postula y la señora que está detrás de usted representan exactamente lo contrario.
(*) Pedagogo, profesor de telesecundaria en el estado de México. Este texto fue leído en la reunión que el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad sostuvo con los candidatos presidenciales el pasado 28 de mayo.
Fuente : La Jornada