* Empresarios deben mantener relaciones justas con trabajadores
Periódico La Jornada
Sábado 3 de agosto de 2013, p. 16
Saltillo, Coah. 2 de agosto.
Las estructuras laborales injustas, donde se explota a la gente, forman parte de un sistema que ha sido creado a propósito para que se multiplique la ganancia para unos cuantos, para que seamos esclavos, afirmó el obispo de Saltillo, Raúl Vera López.
Durante una homilía cuestionó: ¿Con qué cara nos presumen los políticos que son los sacrificados y nuestros servidores si vemos los signos que sus gobiernos producen? Vemos la desocupación enorme que hay cuando la mitad de todos los mexicanos y las mexicanas en edad productiva están en el trabajo informal, es decir, inventan sus empleos. Ante esto, no podemos quedarnos en la propaganda del cambio.
Denunció que las jornadas laborales de 14 o 16 horas son cada vez más comunes en las empresas y esto obstaculiza la presencia de la persona en su familia, merma la educación de los hijos y se ausenta el descanso debido.
Aseguró que después de 14 horas de trabajo, el obrero está más propenso a los accidentes, cometer imprudencias y desgastarse.
Vera aseguró que en México el sentido del trabajo como medio para tener un ingreso que alcance para cubrir necesidades elementales, como casa, servicios, manutención de los alimentos, educación, salud y vestido de toda la familia, se mercantilizó y en ese afán de ganancia se le llama tener competitividad, la cual consiste en que el empresario gane mucho para derrotar y destruir al productor y vendedor que tiene enfrente.
El obispo aseguró que al empresario lo que menos le importa es el trabajador y los salarios dignos. Él invierte su dinero en la bolsa, que le produce muchas ganancias. Ese dinero, ganado en la especulación, dinero hecho del dinero, no tiene nada que ver con los obreros y su trabajo, ni el respeto a las leyes laborales, ni con la obligación de mantener unas justas relaciones con el trabajador por medio de un sindicato fuerte, pues ahora el empleo se contrata por empresas subrogadas que le permiten al dueño de la fábrica no preocuparse de pensiones ni derechos sindicales, consideró.
El prelado encabezó los trabajos por el quinto día del novenario que su diócesis organiza cada año con motivo de los festejos de la parroquia Santo Cristo, en Saltillo.
La Jornada