Millones de usuarios de la energía eléctrica en todo el territorio nacional están a la espera de una voz que los guíe y oriente para encauzar su justificado descontento por los altos cobros en sus recibos de luz y el pésimo servicio que viene prestando, a través de empresas contratistas, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), no únicamente en las entidades de la zona centro (antes atendida por Luz y Fuerza del Centro), sino en el resto del país.
Fue éste uno de los más persistentes descontentos recopilados a lo largo de la Caravana por el Derecho y la Justicia del Trabajador, organizada por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), que partió del Distrito Federal y que culminó el pasado miércoles 24 de abril con un trascendente evento realizado en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, Tamaulipas. A lo largo de siete estados, el SME se convirtió de manera natural en el catalizador de un descontento social al que las autoridades han ignorado desde hace 3 años y medio, en que se aplicó el ilegal decreto de extinción que dejó sin empleo a 44 mil trabajadores.
Sin duda, una jornada agotadora, pero fructífera, la verificada en 14 ciudades del país, donde la gente salió al encuentro del movimiento de resistencia civil y pacífica de los electricistas para denunciar los mil y un abusos cometidos por la antes llamada, durante el sexenio de Calderón, “empresa de clase mundial”. Una y otra vez se repitió la protesta: “Nosotros contratamos con ustedes, no con CFE, y a ellos no los vamos a dejar entrar a nuestras colonias”.
Un enojo que se ha transformado, a fuerza de repetidos abusos, en verdadera resistencia civil, y que ha obligado, ante la negativa de los usuarios, permitir los cortes desde sus medidores y a que los contratistas de la Comisión Federal de Electricidad realicen las interrupciones del servicio desde los postes, creyendo que con esto obligarán a la gente a pagar los estratosféricos adeudos. Sin embargo, tan arbitraria y baja acción ha terminado por establecer un grito de guerra en defensa de su derecho constitucional a la prestación del servicio: “aquí no entra más la CFE”, advierten miles de colonos y habitantes de diversas comunidades, cansados de los altos cobros y del pésimo servicio.
Lo mismo en municipios conurbados y altamente poblados, como Ecatepec (Estado de México), Tulancingo o Tepeji del Río (Hidalgo), la gente, el pueblo, la sociedad en su conjunto recibió con buen talante al SME; escuchó las razones del porqué realizar una Caravana por media República para demostrar a la opinión pública nacional e internacional las violaciones jurídicas cometidas en contra de los trabajadores electricistas, a los que pese a haber obtenido una sentencia a su favor para ser reinsertados laboralmente en la CFE como patrón sustituto, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación la revocaron.
La gente no sólo escuchó atenta todos y cada uno de los planteamientos, sino que se hizo partícipe denunciando los abusos cometidos en su contra al tomar el micrófono y fundirse como sociedad a las demandas del SME. En un mitin realizado en Tepeji del Río, por ejemplo, resultó emblemático que un integrante del cuerpo edilicio de ese municipio hablara por sí mismo a favor del SME, y denunciara el uso de la fuerza pública federal, por parte de la CFE, para obligar a humildes colonos del fraccionamiento La Romera a pagar una inexistente deuda de 155 mil pesos.
También las constantes fallas y el pésimo servicio que prestan las empresas contratistas a la supuesta “empresa de clase mundial”, es otro de los problemas más sentidos que enfrentan miles de usuarios no sólo en la zona centro, sino en el resto del país, como quedó de manifiesto en los actos organizados en ciudades como Querétaro, San Luis Potosí, Saltillo, Monterrey y Nuevo Laredo. El común denominador es una empresa que parece estar abriendo las puertas a la privatización del sector eléctrico al permitir que los constantes apagones no sólo ocasionen pérdidas a la industria y al comercio, sino que además consienta la operación de una infraestructura eléctrica fuera de norma. Los recibos impagables son lo mismo para los servicios domésticos como para la industria, el ramo del comercio y la prestación de servicios.
Por doquier aparecen las pruebas de que con la complicidad de los líderes charros del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana, como Víctor Fuentes del Villar, las compañías contratistas han desplazado de la materia de trabajo a los propios trabajadores sindicalizados, lo que muestra la regresión de sus derechos laborales.
Debemos citar que en el Norte del país la propia CFE reconoce que existe la amenaza de estar operando al límite de su capacidad, con lo que se reafirma que se preparan las condiciones para justificar la reforma energética que tanto anhelan las empresas trasnacionales, que ya se han adueñado de más del 50 por ciento de la producción de energía en el país, y ahora van por todo.
En cada uno de los sitios donde el SME elevó su denuncia ante la sociedad, se expresó la solidaridad con la lucha que otros gremios han librado en los últimos años, también en la búsqueda de justicia, como sucedió en Saltillo, Coahuila, donde nos reunimos con las viudas y los familiares de los mineros fallecidos en Pasta de Conchos; trabajadores asesinados mediante un crimen de industria por el magnate Germán Larrea cuyo delito sigue impune.
Tras conocer de frente el rostro de la indignación de miles de mexicanos, el SME convocó a todas las fuerzas sociales del país para que el pasado 1 de mayo hiciéramos una gran marcha nacional, pero sin los charros sindicales (como los líderes de la Confederación de Trabajadores de México, entre ellos Víctor Fuentes del Villar), que son los traidores de la clase trabajadora y que están permitiendo que con la injusta aplicación de la reforma laboral se efectúen ya despidos masivos. Para ser exactos, se trata de 3 millones y medio de mexicanos que, desde su puesta en marcha en diciembre pasado hasta la fecha, han perdido su empleo.
*Secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas
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